lunes, 25 de marzo de 2013

El filtro


¿Cristiano y gay?

En esta  oportunidad quiero compartir aprendizajes  que me encontraron en el camino de lo muchas veces inexplicable y casi siempre señalado. Intentaré ser concreto.

Mientras despertaba a las realidades sociales, llegaron mil cuestionamientos acerca de los comportamientos "normales" o mejor comunes en diferentes círculos. Pongo normales entre comillas porque aún siento que pensar y actuar diferente (en temas generales de la vida) es de valientes, que en la lógica común vendría siendo "lo anormal", así que  cobardemente aveces me camuflaba (aún trato no hacerlo), entre formas de ser similares a quienes marcan o a lo que marca dizque la pauta; y si, cobardemente aveces tiendo a ser normal. Es una salida facilista que me asusta. En este dibagaje siempre fui medio inadaptado, rebelde y  duro para acatar reglas, etiquetas, paradigmas, modelos, etc. En el colegio una vez un profesor de calculo me dijo: "Señor Téllez, ser normal es fácil."  Y si, tan fácil que me aburre.

Entre las dudas que siempre me persiguen, tuve la fortuna de conocer Renacer, una Iglesia Cristiana en la que conocí gente hermosa, amigos que aún conservo, aprendí un montón de aspectos de la vida espiritual y lo más importante, indispensable  y hasta mágico (en el sentido de lo divino), reconocer y vivir a Dios, mi alimento. Quiero aclarar que no estaba en la iglesia solo como asistente, cantaba en los coros de la alabanza, asistía a cursos de liderazgo, de sanidad y aveces ayudaba con  grupos de jóvenes para compartir sabios versículos de la palabra de Dios, esto no lo escribo para presumir de mi espiritualidad,porqué me caí varias veces por creerme mucho, sino para mostrar que no fue una experiencia espiritual pasajera y desprovista de un propósito. 

En el transito del mundo "cristiano" al mundo "gay" y viceversa, me pareció interesante ver como los imaginarios que circundan al rededor de estos dos se repelen tan fuertemente, al punto al que amigos gays dejaron de hablarme por cristiano y al revés.  Lo más increíble es ver que en este filtro, en el transito de un mundo a otro, la gente que quedó conmigo es gente que no está de acuerdo muchas veces con lo que pienso, pero el amor y respeto se mantienen siempre, actitud que me llevo a reflexionar en el valor de la esencia de los humanos, el SER. 

Entiendo a los amigos cristianos que se alejaron, porque alguna vez también me senté en el trono de Dios creyéndome perfecto y juzgando todo lo que no estaba dentro de mi comprensión, y respecto a los amigos gays, también entiendo que no acepten ciertos pensamientos respecto a la importancia de la espiritualidad, porque aunque siento que en cierta parte soy como ellos no comparto el mundo de ellos, me impacta todo lo que  implica ese mundo tristemente contaminado, que en general es visitado por la inestabilidad,  superficialidad, clandestinidad y otra más que no juzgo, solo nombro con mucho cuidado porque circunde  algunas  ellas, y no me dejaron  nada más que una sensación de vacío infinito. Aunque estas últimas cosas  van en contra de un sustento espiritual que me permita sentir paz; nado en la misma piscina, en el carril más aislado seguramente. Es como nadar contra la corriente y espero rectificar que cuando quiero hacer las cosas bien y creo, todo es posible, con paz incluida.

Aveces me gusta pensar y escribir como si fuera la última vez que pudiera hacerlo, porque instantaneamente las cosas fundamentales salen a flote, así que quiero dar gracias desde lo más interno de mi corazón a mis padres José y Dalila, Natalia, Laura y Ángela, Rodrigo y su preciosa familia, Santi Zarate y Margara Moreno, Tati Alajmo, Sebas y su hermano Juan Téllez, Nahu Delvalle, Lina Mendigaña,  Federico Duque y Johana Pinzón. Especialmente a ustedes gracias por su incondicionalidad. Por no considerar el tener  ni el hacer, sino el SER.

Creo que no había podido experimentar algo  que si se vive y no se experimenta casi que no se está viviendo, es el amor en todas sus clases y magnitudes. Que no se nos olvide vivir. Los problemas,  el trabajo, las deudas, la tristeza, la culpa, el juicio, etc no son malos, siempre hay propósitos, pero no es lo esencial. Lo esencial está en lo más sencillo. Cantar, vivir soñar, reír  compartir, amar, etc. Todo para finalmente ver que estamos hechos de lo mismo.