jueves, 28 de junio de 2012

Palabra vocabulum: amistad


"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas" 
Aristóteles 

Amigos, los que se cuentan en una mano y los dedos sobran, los cientos que tengo en Facebook, con los que hablo todos los días, con los que salgo de rumba, a comer, los que me escuchan, los que me hablan… ¿Cuáles son los amigos? 

Observando las relaciones de amistad que tengo y las que me rodean, me inquieté por saber que es realmente la amistad, pues lo que veo como amistad no es lo que creo que es y ni punto de comparación con el tipo de relación que tengo con mis contados amigos, que a pesar de mi carácter extrovertido son pocos y que escribiendo sobre este tema lo confirmo con orgullo, pues según Aristóteles tener pocos amigos es síntoma de honestidad. 

La palabra amistad viene del latín amicitas, derivado de amicus o amigo que tiene que ver con la palabra amar. Para la RAE, la amistad es un afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece en el trato, allí hay afinidad y conexión, y la palabra amigo está definida como aquel que profesa fina amistad a otra persona sin exceder los límites de lo justo y lo honesto

Cuando empezaba a estudiar comunicación social, me decían que el hombre no solo es social por naturaleza sino por necesidad, Aristoteles dice en “la ética de Nicómaco”, en el capítulo 8, que habla sobre la relación de la amistad con la ética, que el hombre no solo es social sino que necesita de amigos para alcanzar la felicidad completa. Así la amistad se constituye como un fenómeno universal y necesario para todo ser humano. 

En mi lucha por defender el significado de una verdadera amistad, reflexiono sobre la facultad que tenemos de escoger a nuestros amigos, que es algo que muchas veces siento confuso cuando circundan actos “amistosos” con ínfulas de deber, y no de querer. Así que partamos del hecho de que los escogemos, independientemente del motivo que nos lleve a hacerlo. 

En el libro de Aristóteles que mencioné anteriormente, documento en el que me basé para acercarme a la verdad de la amistad, se define el principio de amistad en un benevolencia reciproca, en el sentido de amar a alguien porque es bueno en si mismo. Que la utilidad y placer de compartir con tal, haga parte de la relación, no quiere decir que estos la constituyan. 

El ilustrado clasifica a partir de la igualdad y la reciprocidad los diferentes tipos de amistad en tres: Amistad por interés y por utilidad, que son aquellas que se dan por accidente y se basan en el egoísmo, y la amistad por virtud que es aquella que voluntariamente se origina por querer admirar y compartir el valor de lo que es el otro. 

“La verdadera amistad, de la cual los otros dos tipos participan analógicamente, es la amistad honesta, que busca al otro por lo que el otro es y no porque sea bueno para mí o porque me dé algún placer. Esta amistad es un estado superior a una actividad o a una emoción, pues perdura en el tiempo entre dos personas con la elección racional de ambas” Aristoteles, Ética de Nicómaco 

Aristóteles afirma que en las verdaderas amistades (por virtud), no se encuentran quejas ni sospechas, pues esto ocurre cuando estas están cimentadas en el placer de lo que el otro puede ofrecerme. Me asombré al encontrar la relación de todo esto con la ética, y fue cuando leí que el fundamento de la amistad verdadera es el amor a sí mismo y la honestidad: 

“Cada hombre bueno es amigo de sí porque disfruta de su pasado y de su futuro, mientras que el malvado está en guerra constante dentro de sí, y entonces la amistad es difícil. Si alguien se ama a sí mismo, sabrá amar a los demás, y por eso puede comenzar una amistad… Este amor a sí mismo tiene que ser verdadero. El falso amor de sí se llama egoísmo… las amistades por interés y por utilidad reflejan un amor por si mismo falso, el egoísmo” Aristoteles, Ética de Nicómaco 

De allí que el amor a si mismos es el que nos permite gozar de una verdadera amistad, sabiendo que el otro tiene errores como yo, pero igual que a mi mismo lo quiero por lo que es, en cambio el egoísta no soporta la amistad sino hasta cuando esta le genera beneficios. 

“Los amigos virtuosos son necesarios para la felicidad, pues el hombre es un "animal social", necesitado de otros seres humanos de quienes depende y con quienes puede compartir. Los amigos son el bien externo más grande para el hombre.” Emcion Pérez Gómez 2010 




Relacionando  lo que resalté en la cita anterior, que me sorprende porque lo había leído en la Biblia, quiero mostrar como allí describen la amistad:

“Un amigo fiel, es una protección segura, el que lo encuentra ha encontrado un tesoro” (Eclesiástico 6:14)

Esto me pone a pensar en como desde hace años, se ha visto a los amigos como algo escaso y con mucho valor como para relacionarlo con un tesoro, y hablando de tesoros, recuerdo otro versículo que dice:

“No os hagáis tesoros en la tierra, dónde la polilla y el orín lo corrompen y donde ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el orin corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde estén vuestros tesoros, allí estará tu corazón” (Mateo 6:19-21) 

La amistad es uno de esos tesoros del cielo, en donde está puesto todo el corazón y si realmente me quieren por lo que soy, ¿quien me la puede robar? 

La amistad no tiene límites cuando se fundamenta en valorar lo que el otro es, no tiene fin ni modificaciones si se conoce a alguien completamente, en cambio los bienes, utilidades e intereses que dependan de una relación, pueden ser variables de acuerdo a la circunstancia en la que se encuentre una vida. Complemento con algo que alguna vez me dijo un amigo, la amistad se basa en la sinceridad. 

Para aquellos/as con los que vivo la amistad. 

domingo, 15 de abril de 2012

Palabra Vocabulum: vocación

“Dadme una tarea en la que pueda poner algo de mí mismo y ya no será una tarea; será gozo; es arte.” Bliss Carman

En este mes estuve pensando en la relación de las cosas que nos gustan, que nos apasionan, que nos motivan como seres humanos y la manera en que las encausamos en nuestros quehaceres de acuerdo a lo que el mundo nos ofrece. De esta manera encontré  la Palabra Vocabulum : vocación,  definida por Aristoteles  como el punto en el que se cruzan los dones de alguien y las necesidades del mundo.

Etimológicamente, la palabra  vocación proviene del latín vocatio, del verbo llamar, ha sido traducida como: convocación o llamado. Creo que en la naturaleza humana de encontrar un destino, en algún momento  nos hemos preguntado ¿cuál es nuestro llamado o  para que vinimos? o mejor, de acuerdo al portafolio de posibilidades que ofrece la vida para desarrollarme como ser humano, ¿en dónde quepo de acuerdo a lo que soy o a lo que sé hacer?

“La vocación es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida, y que se va construyendo basada en el descubrimiento de quién soy, cómo soy y hacia dónde voy.” María de los Ángeles Gavilán

Pienso que las crisis que tenemos en nuestra vida, momentos derivados del existencialismo, en los que nos sentimos sin norte, desubicados y hasta frustrados; son los que nos ayudan irónicamente a acercarnos a nuestra vocación personal, porque en esos momentos  podemos darnos cuenta  hacia dónde no queremos ir  y se esclarece el panorama para saber hacia dónde sí.

La RAE define la vocación como la inclinación a cualquier estado, profesión o carrera, personalmente, prefiero irme por la definición de Aristoteles, porque está más enfocada a la satisfacción que genera encontrar un complemento entre lo que nos gusta hacer y lo que la tierra necesita, casi una relación oferta-demanda que apunta al desarrollo y realización personal (profesional, sentimental, laboral, etc).

Cuando terminaba de estudiar en el colegio, y se acerba el momento de elegir por que camino profesional irme, cuando ya no debía seguir un pensum generalizado sino que tenía la posibilidad de escoger que carrera estudiar, vinieron muchas preguntas a mi cabeza, aunque desde primaria sabía que quería hacer. En el contexto de este momento se encontraba el hecho de imaginarme la sonrisa de mi papá sí decidía estudiar medicina, mis pasiones múltiples por el arte  y las ganas de volar (aviación).

Por momentos se me pasaba por la cabeza que sí estudiaba medicina tendría mucho dinero y además mis padres se sentirían muy orgullosos de mi, en cuanto a la aviación pensaba que solo me gustaba el hecho de volar y que tal vez lo que quería no era dedicarme específicamente a eso (lo asumí más como hobbie) y en cuanto al tema de estudiar Comunicación Social, me dije que si era lo que me gustaba y sí era una real motivación, sería excelente en eso y por lo tanto de alguna forma me daría dividendos y más allá de eso, disfrutaría del placer de hacer lo que me gusta.

Me decidí por la última opción que nombré, y ahora que busco sobre este tema de la vocación me encuentro con esta pregunta que le hacen a una psicóloga experta en orientación vocacional: “¿Qué le puedes asegurar a la persona que elige este camino del desarrollo personal antes que los intereses externos? – Responde María de los Angeles Gavilan - autenticidad, algo que debe acompañar cada decisión que tome en su vida; es un comienzo de aprendizaje para decidir en cada momento. Y si lo hace con pasión, habrá siempre una mayor probabilidad de seguridad laboral, y el dinero será consecuencia. Y, cuando se elige auténticamente, te puedo asegurar que cualquier obstáculo, tanto en lo laboral como en el resto de la vida, será superado con mayor facilidad.”

Creo que hay que tener mucha precaución en  los momentos de conformismo en los que por el hecho de sentarnos en la comodidad, nos autoengañamos durante mucho tiempo desviándonos de nuestra vocación personal, para mí,  es peligrosísimo estar haciendo algo que no nos parece mal, que está bien, porque nos quedamos ahí sin buscar lo mejor. Le tengo más miedo a acostumbrarme a algo que me genera cierta satisfacción a algo que tenga muy claro que no es para mí. Se viene a mi mente un dicho que dice que lo bueno es el peor enemigo de lo excelente, pasa el tiempo y ahí nos quedamos.

“Dichoso el que tiene una profesión que coincide con su afición.” George Bernard Shaw

La vocación, en términos de desarrollo personal, requiere de una proyección a mediano y largo plazo, ejercicio que se complica al enfrentarnos a la imposición de una cultura netamente audiovisual e inmediata. Todo lo que nos venden ya es instantáneo, creemos que todo es igual y al replicar la misma creencia en nuestros proyectos de vida, vemos todo fuera de nuestro alcance, por lo tanto nos quedamos en algún punto del camino que nos lleva a encontrar nuestra vocación, que aunque a veces la conocemos, la dejamos ir.

Escoge un trabajo que te guste, y nunca tendrás que trabajar ni un sólo día de tu vida.  Confucio

Esta última cita de Confucio, me llama la atención porque la primera vez que nombra trabajo se refiere a lo que elegimos  hacer y la segunda a sacrificio, que es muy diferente a esfuerzo. Quiero ejemplificar lo de Confucio con algo que analizaba en mi mismo cuando tenía clase de música a las 6:45am, yo en la ruta ya iba ensayando cosas, pensando en proyectos para proponer, tenía cero sueño y claramente me esforzaba por levantarme temprano que siempre ha sido algo difícil para mi, pero estaba feliz, no importaba; a diferencia de la clase de física, eso si era un sacrificio, llegaba tarde, con cero actitud, etc.

También me acuerdo cuando madrugaba a las 3:00 am para recoger a un grupo de teatro con el que generábamos conciencia en el personal de una mina de carbón en La Guajira, para que cuidaran sus vidas mientras trabajaban. Sí requería de esfuerzo, llegaba muy cansado a mi casa, dormía dos y tres horas en ocasiones, pero la satisfacción de hacer lo que me gusta no tiene precio. De esa manera ilustro lo que para mi es la diferencia entre sacrificio y esfuerzo, entre hacer lo que se me presenta y buscar mi vocación, entre hacer  lo que me parece bueno y hacer lo que me alimenta.

Con el perdón de Confucio: Escoge un oficio que te guste, y nunca tendrás que trabajar ni un sólo día de tu vida. 

domingo, 18 de marzo de 2012

Palabra vocabulum: felicidad

“ningún hombre puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo”Proverbio chino

Con una palabra de estas dimensiones es un reto empezar y eso me hace feliz.

La felicidad se ha visto estrechamente relacionada con la calidad de vida, el bienestar, la plenitud y con todo aquello que supera nuestras expectativas de existencia. Se tiene en un pedestal casi inalcanzable que ha sobrepasado todo aquello que es agradable, todo lo que nos hace sentir alegres o contentos. Como algo que solo logran los príncipes y las princesas en la última página de los cuentos infantiles, estos que se casaron y vivieron felices por siempre.

Definición universal para la palabra felicidad no existe, por esto recurro, como en anteriores ocasiones, a la raíz etimológica para encontrar su origen.

Viene del latín felix, que significa fertilidad y fecundidad y de allí se deriva felicita, que también en latín se refiere a  lo fructífero, lo prospero o abundante; de dónde la RAE la define como un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. Yo me atrevo a definirla como la complacencia en la posesión y comprensión de un bien (espiritual y material) dado.

Me ha parecido injusto pensar que si la felicidad o la infelicidad la experimento yo, no dependa de mi mismo. Así que empecé a comprenderla si como un estado, pero no dependiente únicamente de agentes externos, sino que más bien está profundamente establecida en el interior de cada quien, en el sentido de la comprensión que este pueda hallarle a determinado bien, más allá de saber que lo posee. Por eso cambio un poco la definición y le sumo que ese bien es dado, pues tenemos el derecho divino de experimentarlo. Pienso que los aspectos que giran alrededor de este bien (factores externos), provocan matices en la felicidad, pero por si solos, no la constituyen.

Palabras más o menos, me refiero al debate de concebir la felicidad como un fruto de lo que pasa afuera o de lo que pasa adentro de uno mismo y es cuando de pronto me encuentro con una palabra que frecuentemente visita, sino es que vive, en las moradas de la existencia: equilibrio. Quiero decir que no solo en la posesión de un bien se encuentra la felicidad, sino en la comprensión de los factores internos y externos, materiales y espirituales que lo provocan.

La felicidad es un estado integral avanzado del ser humano racional, que crea una unidad entre el espíritu y las sensaciones físicas del cuerpo, generando un sentimiento de realización material y espiritual que representa la calidad de vida más acabada y reconfortante que un ser humano puede experimentar, cual no puede nacer ni mantenerse sin dos elementos exclusivos siempre a nuestro alcance y que le dan sustento: DIOS Y EL AMOR” Amauri Castillo.

Decimos muchas veces que la felicidad no existe, entendiéndola como los momentos alegres, de risas, etc. Todos pasajeros, no la vemos sostenible en el tiempo. Es cuando pensamos que si tenemos un castillo, tantos amigos, la compañía de la vida o tantos carros o lo que sea, seremos felices. ¿Pero cuantas veces nos ha pasado que obtenemos eso que pensamos que nos hace felices, y nos damos cuenta que no nos llenó como esperábamos, o de pronto solo fue por un momento, pero ahora queremos  otra cosa “mejor”? En esa línea, José Antonio Marina define la felicidad como “armoniosa satisfacción de las dos grandes necesidades humanas: el bien estar (corporalidad) y el bien ser (espiritualidad).”


Me ha generado mucha curiosidad encontrar cada vez más personas de la costa que buscan y anhelan vivir en el interior del país por razones de oportunidades e infraestructura, y por otro lado un montón de personas del interior, sumándome, que buscamos oportunidades en la costa. Oigo y digo cosas como: sí yo viviera en tal lado sería feliz, porque éste clima es tenaz y la gente no es tan amable, etc. Pero estoy completamente seguro de que sí viviera en la costa, que lo hice hace un tiempo, poco a poco me empezaría a molestar el calor y extrañaría el portafolio de oportunidades laborales, culturales y sociales que ofrece una ciudad capital.

Por esto  la felicidad no solo está cimentada en lo externo, ni en lo material, vimos en la cita anterior que es un equilibrio entre lo espiritual y lo material. Tampoco puedo decir que si me regalan un viaje con todo pago a Grecia no me va emocionar, por que sería mentira, pero sí ese hecho no solo satisficiera  la corporalidad sino la espiritualidad, estaríamos al frente de un bien que poseemos, comprendemos y nos hace felices. ¿Cómo lo sabemos?, es algo que sólo puede y sabe hacer Dios, superar nuestras expectativas de la existencia.

“Happiness is a state of emotion, goes up & down. I prefer Joy. Joy is not something we get, it's a person (Christ) that lives inside of believers. Joy is the fruit of His spirt. Joy is a person.” Rob Sánchez, Spiritual leader, Merced California.

De esta manera resalto lo que para mí es la diferencia entre felicidad y alegría, la alegría como un estado de ánimo que puede ser provocado por comer algo rico, comprar cosas, viajar, ver una película y demás escapismos a los que acudimos por buscar sentirnos mejor, que son distractores a veces importantes para oxigenarnos; pero la felicidad como tal, trasciende a un contexto espiritual donde se experimenta la plenitud o llamada realización como seres humanos.

“Como las sensaciones que captan nuestros sentidos corporales no perciben las espirituales, para ser felices deben vincularse las unas con las otras. Para observar la diferencia entre uno y otro, ejemplarizaremos: el acto de degustar un trago de vino en solitario solo produciría satisfacción corporal mediante nuestras papilas linguales; pero al compartirlo con la persona amada, adicionamos la parte espiritual y lo convertimos en un acto feliz. Asimismo, realizar el acto sexual únicamente por satisfacer la urgencia natural produciría satisfacción corporal; pero si hacemos el amor con la persona amada, al vincular el sexo al espíritu, lo convertimos en un acto feliz” Amauri Castillo.


Con esto quiero mostrar que mi punto de vista en torno a la felicidad se fundamenta en que si bien es cierto, existen factores que nos estimulan emocionalmente a alegrarnos, pero la felicidad se encuentra de acuerdo a las elecciones que como seres humanos tomamos, teniendo en cuenta lo positivo que me brinda un bien en términos materiales y espirituales. Pero muy a menudo la buscamos afuera, como si estuviera a la vuelta de la esquina, como sí alguien nos la fuera a dar, cuando sabemos que ésta depende de nosotros y es cuando entiendo una frase de Jules Amédée Barbey d’Aurevilly, escritor y periodista frances que dice que la felicidad es el placer de los sabios.

En una conferencia de sanidad interior en Buenos Aires, una docente cuyo nombre no recuerdo decía: disfrutaríamos de la felicidad si entendiéramos que no es el otro el que me la roba cuando me mira mal, sino uno mismo cuando permite que esa hecho lo afecte negativamente, y es cuando entiendo otra frase  que dice que la felicidad no es un sentimiento, es una decisión.


“La felicidad no es el resultado de grandes momentos de éxito, sino de las cosas que nos suceden, día a día, que nos confirman que estamos en el camino correcto.”  Renuevo de plenitud

Respecto a la anterior frase citada, puedo decir que prácticamente la felicidad es el resultado óptimo de las decisiones que hemos tomado, es la recompensa. Para terminar mi alegría de escribir sobre este tema, y continuar con la decisión de ser feliz con espacios como este, quiero dejarles una cita del señor Amauri Castillo que seguro cerrará este capítulo mejor que yo.

“también podemos deducir que somos nosotros en nuestro gobierno interior quienes decidimos, al asignarle la cualidad de positivo o negativo, cual evento nos hace felices y cual no; esta última conclusión nos blinda frente a quienes pudieren desear hacernos infelices, porque nadie puede penetrar nuestro mundo interno, y esto ciertamente es un privilegio exclusivo del único ser vivo a quien Dios dotó de razón e inteligencia: EL SER HUMANO.”

domingo, 12 de febrero de 2012

Palabra vocabulum: perfección

Esta palabra, tratada de ser alcanzada por todos, me ha causado gran curiosidad después de ver una película que aborda su significado desde una perspectiva muy humana y muy divina al mismo tiempo. Black Swan.

Antes de entrar a tocar los puntos de la película en los que veo ciertas relaciones con las diferentes interpretaciones que le damos a la perfección, e inclusive con un símbolo de las filosofías orientales, como el Yin Yang, quiero hacer referencia a el imaginario colectivo de está y a la definición que se le ha dado.

La perfección muchas veces se entiende como aquello que  no tiene tacha, que no tiene nada por mejorar, sin errores, sin defectos. Creo que en gran parte de mi vida he estado preso en esa definición y por eso me parece importante ver  lo que dice la RAE sobre lo perfecto: “que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea”.

Esta definición me hace pensar en lo personal que puede llegar a convertirse la perfección, en el sentido de los puntos de comparación a los que podemos acudir para medir los niveles de bondad o excelencia y así decir que estamos en el mayor grado; pero dice: en su línea, lo que me lleva a deducir que esos patrones de medida son los de nosotros mismos, no de una manera arbitraria, sino a partir de los máximos niveles que hemos alcanzado, sacando la perfección de la competencia, en el sentido de medirnos con los otros, para volverla un ejercicio netamente individual.

Además esta definición habla del mayor grado posible, palabra que me aterriza inmediatamente en el plano de las facultades humanas.

Dejemos lo escrito a un lado para traerlo a colación cuando tengamos en la mesa los aspectos más importantes del discurso de la perfección que atraviesa “El cisne negro” de Darren Arnofzky. Sabemos que es la historia de una bailarina que quiere hacer parte de la última adaptación de “El lago de los cisnes” de Tchaivkosky, y que el requisito para hacer parte de esta obra perfecta  es que la misma bailarina pueda interpretar los dos cines, el blanco y el negro.


Vemos como ella obsesionada por lo que para ella es  perfección, solo puede representar el blanco porque es el papel de su vida,  veo acá lo blanco como todo aquello que esta bajo nuestro control, lo minucioso, lo fríamente calculado, etc. Lo interpreto como la perfección que persigue la ausencia del error. En la búsqueda personal de Nina (Natalie Portman en la película) por encontrar el cisne negro, hay un punto de partida que creo que es muy interesante, y es cuando el director de la obra le dice “touch yourself”, no entendiendo esto únicamente como una invitación a masturbarse, sino como el inicio de una búsqueda, que solo puede hacer ella misma por encontrar el cisne negro e interpretarlo en la obra, como si le hubieran dicho más allá de mastúrbate, trátate a ti misma, encuéntrate,  acá el cisne negro lo entiendo como los deseos, las pasiones,  lo que se nos sale de las manos y lo que no esperábamos pero que después de todo fue bueno también;  y es cuando después de un proceso fuerte con ella misma, incluso paranoico, donde todo el mundo debía aceptar su situación, menos ella (el bailarin que la dejo caer, las frustraciones transmitidas de su madre, la compañera de baile que “la perseguía”), entiende que como le decía su director,  la única persona que puede interponerse en su camino es ella misma.

El momento en el que como espectadores nos damos cuenta de que la que se enterró el vidrio fue ella misma, es el momento en el que pienso en cuantas veces nos hacemos daño inconscientemente a nosotros mismos pensando que son los demás los autores de nuestro sufrimiento. Inmediatamente después de haber hecho mejor su papel de cisne negro que el de cisne blanco (al contrario de lo esperado), la vemos morir en el acto final, dónde pronuncia sus últimas palabras: it was perfect.

¿Por qué dijo Nina que fue perfecto, sabiendo que estaba viviendo sus últimos minutos? , para mí Nina entendió la verdadera perfección, que es la que encierra las cosas buenas y las cosas malas, las que tenemos en nuestras manos, las que se nos salen de las manos, el cisne blanco y el cisne negro. Nina entendió la razón por la que su director le decía al comienzo que no le servía porque la veía muy perfecta (refiriéndose no a la perfección sino al perfeccionismo), muy medida, nada suelta.

Apenas se acaba esta película y con mil interrogantes en mi cabeza, me propongo verla ya no se cuantas veces,  porque encuentro una relación muy estrecha con el símbolo Yin Yang, que para mi, aborda exactamente el mismo discurso. Pues vemos que dentro de un círculo se encuentran distribuidos simétricamente el color blanco y el color negro, un poco de negro en el blanco y viceversa, un debate entre la unión y la división de los dos colores.


En muchos lugares encontré, como en este: http://www.elblogalternativo.com/2011/03/20/el-significado-arcano-de-los-simbolos-el-circulo-219/,  que el circulo ha sido durante años la representación de lo perfecto, y es precisamente lo que vemos en el Yin yang, un equilibrio de opuestos dentro de la perfección, que es el circulo. Al contrario de lo que creemos, el Yin Yang no es la representación del bien y el mal, sino del equilibrio. El blanco puede ser bueno, pero también puede ser un vacio, mucha oscuridad enceguece, y mucha luz también. Ese es el principio de este símbolo que pretende demostrar que la perfección está realmente en el equilibrio. Para la Nina del principio de la película, la representación de la perfección, teniendo en cuenta lo que tenemos del Yin Yang, sería algo así como un círculo pero todo blanco, sin nada de negro. Al final entendió que todo hacía parte de un equilibrio, aboliendo sus principios de perfección. Pienso que muchas veces confundimos la perfección con el perfeccionismo, y Nina quería ser perfeccionista, no perfecta, pero entendió que la perfección y su equilibrio le vendría mejor, me parece bueno si puede complementar esto que escribo, con un versus entre la excelencia y la perfección que propone una compañía de coaching para mujeres exitosas: http://www.portaldelcoaching.com/Actualidad/Columna/NL19-DOC1-Perfeccion-vs-Excelencia.htm.

Por lo tanto, en mi concepto de perfección el único que hay sin tacha es Dios, por lo demás no hay perfección como la ausencia de los errores, sino más bien como un proceso muy personal de aumentar nuestros niveles de bondad y excelencia de acuerdo a nuestros parámetros alcanzados, proceso donde esta presente el blanco y el negro en un gran circulo contenedor. Y aquí entendí  que Dios es soberano , y es porque todo hace parte de su perfección,  donde hay cosas buenas y malas, no porque sí, sino porque seguro en una armonía, aveces inexplicable, todo es para un bien. Además entendí, que la perfección humana, reconociéndola como el proceso personal que anteriormente mencionaba, es el sustento para ver que no hay lucha más interesante, que la que  tenemos contra nosotros mismos.

“Yo llamo perfección al acto en el cual, habiendo tomado todas las previsiones posibles, incluidas las leyes físicas, se llega a un resultado correcto. Se puede decir que el universo es perfecto, en cuanto incluye a la ley de incertidumbre, lo cual permite la variabilidad de los procesos.”
 ProfElioV

martes, 10 de enero de 2012

Palabra vocabulum: autenticidad

Antes de empezar, quiero darle la bienvenida a este espacio. Gracias por leer este blog, y más allá de sí estamos o no de acuerdo con las premisas, ideas y conceptos que están alrededor de estos temas, me alegra poder compartir con usted en un punto donde la literatura y la reflexión se encuentran, bienvenidos todos los comentarios.

Hace algunos años, dos o tres, estuve  preguntándome varias cosas sobre la forma de relacionarnos con los demás, así fue que empecé a ver el lenguaje como una especie de diagnóstico, que dependiendo de  su uso, muestra mucho de lo que somos, de lo que esperamos y de lo que sentimos. Para efectos de lo que escribiré, veo al lenguaje como una especie de autentímetro, pues pienso que  devela mucho el nivel de autenticidad que hemos logrado, entendiendo el término no como algo intrínseco sino como un objetivo que poco a poco se va consiguiendo y defendiendo, muy de la mano de la madurez y al mismo tiempo diferenciándolo de las características que hacen a una persona original.



Ser auténtico, es ser honrado y fiel a convicciones propias según la Real Academia Española. Teniendo en cuenta esta definición,  y relacionándola con lo que teníamos del uso del lenguaje, aún me pregunto e intento responder cosas como estas: ¿por qué tendemos a decir lo que creemos que el otro quiere oír?, ¿por qué pensamos por los demás para definir lo que vamos a decir?, ¿por qué nos justificamos ante los demás cuando ni siquiera nos piden justificarnos? En últimas y tal vez resumiendo todas ¿por qué no utilizamos un lenguaje directo y sincero?

A veces siento como si al lenguaje se le pusiera un uniforme para camuflarlo entre un paisaje verde, ocultando su cuerpo desnudo con el propósito de conseguir desapercibidamente un objetivo. Me parece que el lenguaje no está siendo empleado de manera honesta cuando se ocultan segundas intenciones  u objetivos de agrado ante el interlocutor. Con el ánimo de buscar la aceptación de los demás, muchas veces decimos lo que el otro quiere oír y no lo que nosotros queremos decir, de esa manera no somos honestos con nuestras convicciones (definición aunténtico,RAE)  y por lo tanto no somos auténticos. ¿A quien no le ha pasado que le regalen algo  que no le gusta y por quedar bien finge gusto por eso que le regalaron? Hasta se ponen el regalo (sí es prenda de vestir) ante la persona que se lo dio. En éste caso vemos un objetivo de agradar, una actitud y lenguaje (corporal y verbal) deshonestos con la intención de fingir un gusto y la incapacidad  y/o temor  de mostrar  su disgusto, posiblemente adelantándose a pensar por el otro, es decir, que por su cabeza pasé algo como: va a pensar que tan desagradecido, que no me vuelve a traer nada, que soy muy complicado/a, etc.

Seguramente la persona que teníamos en el ejemplo anterior, dio el regalo con una muy buena intención, pero esto no significa que mi lenguaje tenga que fingir, se puede hablar y se cambia el regalo o alguna solución se busca, creo yo. Pero no, lo recibimos y lo guardamos porque que van a decir.



Creo que una de las herramientas para forjar nuestra autenticidad es identificar el espacio en el que nos compete pensar para que de acuerdo a esto, podamos decir lo que realmente somos, pensamos y sentimos. Por ejemplo en este caso, creo que uno no tiene porque pensar por el otro: que va a decir sí no se lo recibo, que va a pensar etc. Ese es parte del espacio  que le compete a la otra persona, no a uno. Es su asunto. A mi me corresponde decir lo que me parece y por supuesto de buena forma. ¿Qué tal si en un caso como el descrito somos más fieles a nosotros mismos y decimos: muchas gracias por la camiseta pero la verdad es que el rojo no me gusta, por ejemplo? Ya la otra persona dirá que opciones hay de cambio y eso hace parte de lo que le corresponde (a la otra persona).

Aplica exactamente lo mismo para el caso de la persona alérgica al pescado o vegetariana que la invitan a almorzar a una casa, pero justo el plato de comida tiene salmón y por “pena”, que en esta caso la traduzco como la incapacidad de actuar coherentemente a convicciones propias, se come su platico de salmón cuando podría decir: mira soy alérgico/a  al pescado o vegetariano/a igualmente muchas gracias. ¿Cuál es el problema? Pensar por el otro.

Así existen mil ejemplos en los que podemos utilizar el lenguaje como un autentimetro y alerta de trabajo individual en definir convicciones y actuar de acuerdo a ellas. A esto además de autenticidad, le llamo madurez.

Otro de los interrogantes que estaba mencionado en el primer párrafo era sobre el tema de justificarnos, por ejemplo: hay una pareja de novios y él le regala una flor a ella sin ser algún día especial, ella dice muchas gracias e inmediatamente manifiesta su vergüenza porque a ella no se le ocurrió traerle algo. Esa justificación me lleva a pensar en un dicho popular que dice que a justificación no pedida, acusación manifiesta. Podemos deducir que ella se siente acusada por él (piensa por él), cuando él no le ha dicho nada, se siente mal y no entiende que no es su obligación traerle algo sino que él le regaló la flor y ya. De la misma forma para este caso pienso que el problema es meterse en un territorio que no le corresponde, el mundo de los pensamientos de él.

Después de aclarar un poco a lo que me refiero cuando hablo de la autenticidad a partir del uso del lenguaje, me pregunto: ¿por qué nos interesa “caerle bien” a los demás o sentirnos aprobados?, ¿por qué le tenemos miedo a las diferencias que podamos tener con los otros?, ¿por qué no toleramos opiniones diferentes a las nuestras?

Creo que el tema de sentirnos a probados, y demostrar eso por medio de lo que decimos o de lo que nos guardamos, va de la mano de muchos miedos infundidos. Miedo a que nos conozcan realmente  partir de lo que decimos, miedo a que conozcan facetas diferentes a las que acostumbramos mostrar, por ejemplo miedo a que me vean de mal genio sí casi siempre soy muy sonriente o a que conozcan mi lado tierno  o mi “buen corazón” sí siempre muestro una apariencia muy ruda y terminamos “piloteándola” diciendo algo parecido a lo que queremos y ocultando lo que somos.

Basándome en lo anterior, quiero escribir sobre dos conceptos que están muy relacionados con el tema de la autenticidad a partir del uso del lenguaje y de la honestidad a partir de la definición de autenticidad, el primero al que quiero referirme es al de la de libertad. Encontré dos definiciones de libertad que me llamaron particularmente la atención: facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos y estado o condición de quien no es esclavo (RAE). Teniendo esto, me pongo a pensar en el sentimiento de frustración que tenemos cuando “nos toca” hacer algo porque no dijimos lo que sentíamos, y pongo nos toca entre comillas porque en realidad no nos toca sino que en nuestra facultad natural de obrar, lo elegimos y por tanto somos responsables de eso. También me hace pensar en el tema de la esclavitud, pues pienso que adquirimos la condición de esclavos cuando empezamos a pensar, actuar o hablar en función del otro y me acuerdo de otro dicho popular que dice que uno es dueño de lo que calla y esclavo de sus palabras, aunque pienso que no somos esclavos de nuestras palabras (solo en los casos que he puesto para analizar el lenguaje como un autentimetro), si pienso que se puede ejercer libertad a partir del lenguaje.

El segundo concepto es la autonomía, que es la condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie (RAE), supongo que lo que se considera dentro de “para ciertas cosas” son agentes externos e incontrolables que si o si influyen en nuestras decisiones, por ejemplo clima, leyes , reglamentos, etc. Por consiguiente se sale de nuestras manos. Pero específicamente a lo que me quiero referir de este concepto, es a que inclusive la autonomía se puede ejercer desde el lenguaje teniendo en cuenta que sí para hablar dependemos de alguien, no estamos siendo autónomos, según la definición que vimos.

He escrito sobre la autenticidad, pero de allí se desprenden muchas cosas, el lenguaje como un develador de está y el lenguaje como una herramienta para ejercerla, tanto la autenticidad, como la libertad, la autonomía, hasta el respeto y el autoestima.

Quiero terminar escribiendo lo que pienso que estamos perdiendo por no disfrutar de momentos controversiales, pues personalmente creo que se generan espacios de análisis e inclusive de conocimiento a partir de las diferencias de opinión, además de poner en práctica el respeto por el otro, independientemente de sí estoy o no de acuerdo con su  punto. En algún párrafo de arriba escribía sobre los miedos infundidos que se ocultaban detrás de estas preguntas, quiero aclarar que pienso que son infundidos por el control social y que de allí se podrían desprender y hasta justificar muchas situaciones cotidianas en las que habita la hipocresía.

Para entender esto mejor y relacionarlo con la última pregunta que escribí, quiero poner un ejemplo con algo que me asombra en discusiones familiares e inclusive en ambientes laborales, y es el  miedo hasta de decir por quien uno votó en cualquier tipo de elecciones de gobierno, o de manifestar alguna identidad con determinada corriente política. Pienso que si actuamos en función del control social, además de que aniquilamos todo lo que he escrito de aquí para arriba, nos privamos de una evolución de pensamiento, manteniendo unos paradigmas y estándares de comportamientos mongólicos y cíclicos pero al mismo tiempo estáticos. Pienso en esto y se me viene a la mente el movimiento de los planetas, rotación y traslación, y siento que  el temor nos limita a rotar, y el lenguaje nos invita  a trasladarnos a través de la honestidad con nosotros mismos para llegar a ser realmente auténticos.